El cambio climático no solo está alterando patrones meteorológicos, temperaturas y fenómenos extremos, sino que también está obligando a revisar la normativa de protección contra incendios en edificios. En un entorno cada vez más expuesto a temperaturas elevadas, olas de calor y condiciones de sequía prolongada, los sistemas tradicionales de prevención y extinción deben adaptarse para garantizar la seguridad de las personas y la integridad de las construcciones.
El nuevo contexto de riesgo: incendios más frecuentes e intensos
Aumento de la temperatura y su impacto directo
Los informes del IPCC y otros organismos internacionales advierten que la temperatura media global ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Este fenómeno, combinado con un descenso de la humedad relativa en muchas zonas urbanas, incrementa el riesgo de incendios estructurales y forestales, afectando especialmente a edificaciones cercanas a zonas naturales (la llamada interfaz urbano-forestal).
El calor extremo, además, reduce la eficiencia de ciertos sistemas de protección pasiva, como los retardantes de fuego en materiales de construcción o el aislamiento térmico, lo que obliga a repensar los estándares establecidos en muchas normativas nacionales.
Materiales de construcción más vulnerables
Las altas temperaturas también modifican el comportamiento de los materiales ante el fuego. Por ejemplo, ciertos materiales sintéticos utilizados en fachadas ventiladas o aislamientos térmicos pueden comportarse de manera más inflamable en condiciones de calor extremo o cuando han sufrido una exposición prolongada al sol. La directiva europea sobre productos de la construcción (Reglamento UE 305/2011) ya ha comenzado a integrar estas variables en la evaluación del comportamiento ante el fuego.
Cambios en la normativa: adaptación al nuevo riesgo climático
Actualización de los códigos técnicos
En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) incluye un Documento Básico de Seguridad contra Incendios (DB-SI) que establece los requisitos mínimos de protección. Aunque no está diseñado específicamente con el cambio climático en mente, las modificaciones recientes y las recomendaciones futuras apuntan hacia una adaptación progresiva.
Las comunidades autónomas también están tomando medidas. Por ejemplo, Cataluña ha reforzado la normativa en zonas de alto riesgo forestal, exigiendo franjas de seguridad y limitando los materiales combustibles en fachadas. En Madrid, se han iniciado estudios para integrar el riesgo climático en las evaluaciones de seguridad de edificios públicos.
Mayor exigencia en los sistemas activos de extinción
Las nuevas condiciones climáticas demandan sistemas más robustos, rápidos y eficientes. Las normativas están comenzando a contemplar:
- Mayor presión y caudal en las redes de rociadores automáticos.
- Integración de sistemas de niebla de agua (water mist) como alternativa más efectiva en espacios cerrados y de difícil acceso.
- Mejoras en la detección temprana, con sensores que discriminan entre calor ambiental y fuentes de ignición reales.
La UNE 23500, que regula el diseño de instalaciones de abastecimiento de agua contra incendios, ha incorporado recomendaciones para operar en condiciones extremas de temperatura.
Nuevas exigencias urbanísticas y de mantenimiento
Adaptación de los entornos urbanos
Las ciudades están replanteando su configuración para crear «zonas de amortiguamiento» frente al fuego. Esto incluye:
- Calles más anchas que actúen como cortafuegos naturales.
- Tejados verdes y pavimentos refractarios, que reducen el efecto isla de calor.
- Plantaciones resistentes al fuego, como alternativas a especies de vegetación fácilmente inflamables.
En este sentido, los planes urbanísticos deben alinearse con las estrategias de protección civil y las ordenanzas municipales para garantizar una prevención integral.
Planes de mantenimiento y simulacros más exigentes
Las nuevas condiciones climáticas imponen una revisión más frecuente de los sistemas de protección:
- Revisión trimestral de equipos de extinción, frente a los plazos semestrales habituales.
- Simulacros de evacuación adaptados a olas de calor, considerando factores como la velocidad de propagación del fuego y el estrés térmico de los ocupantes.
- Análisis de riesgo estacional, incorporando predicciones meteorológicas a medio plazo para reforzar medidas en verano.
Empresas especializadas como Rimegra Extinción ya están implementando protocolos avanzados de mantenimiento preventivo, adaptados al riesgo climático y las exigencias futuras de las aseguradoras.
Hacia una normativa resiliente al clima
Incendios forestales que alcanzan zonas edificadas
Uno de los efectos más visibles del cambio climático es la expansión de incendios forestales hacia áreas urbanas. La interfaz urbano-forestal se ha convertido en una zona crítica que requiere normativas específicas, tanto en prevención como en respuesta. La normativa francesa y californiana ya incluyen normas específicas para este tipo de zonas mixtas, y España se encamina en la misma dirección.
La futura normativa europea de resiliencia
En el marco del Pacto Verde Europeo y la nueva estrategia de adaptación climática de la UE, se están elaborando normativas que abordan de forma transversal la protección contra incendios en un contexto de cambio climático. Estas normativas promoverán:
- Evaluaciones de riesgo climático obligatorias para nuevas edificaciones.
- Financiación europea para adaptar infraestructuras críticas.
- Revisión de la normativa técnica armonizada (normas EN) con perspectiva climática.
Conclusión: anticiparse al riesgo es clave
El cambio climático está transformando los escenarios de riesgo y, por tanto, también las estrategias de prevención, detección y extinción de incendios. Adaptar la normativa de incendios en edificios no es una opción, sino una necesidad urgente para proteger vidas, bienes y entornos urbanos cada vez más vulnerables.
Desde Rimegra Extinción, abogamos por una visión integral de la protección contra incendios, que incorpore tanto los retos del presente como las amenazas del futuro. Estar preparados hoy es la única forma de evitar las tragedias de mañana.