Esta es la historia que dio origen a los extintores

¿Te has preguntado alguna vez cuál es el origen de los extintores? Su necesidad está muy clara, y ya ni siquiera somos capaces de imaginar qué haríamos sin ellos. Existen de muchos tipos y tamaños, y todos ellos cuentan con diferentes clasificaciones en función de los agentes por los que se compone su contenido. Aun así, todos ellos tienen algo en común que los hace imprescindibles: apagan el fuego. Es tan sencillo como abrir una válvula y dirigir la sustancia a presión sobre nuestro objetivo. Un invento revolucionario que lleva con nosotros desde hace más de dos siglos, pero ¿de dónde surgió?

¿Cuál es el origen de los extintores?

El primer extintor nació en 1816 de la mano del capitán William George Manby, quien, al observar la ardua labor de los bomberos de Edimburgo, y viendo las dificultades con las que apenas llegaban a alcanzar los pisos superiores de un edificio en llamas, decidió crear un instrumento más efectivo que el agua a la hora de apagar el fuego.

Cabe destacar que, antes de todo esto, la práctica común consistía en acarrear cubos llenos de arena que permanecían colocados sobre las paredes para utilizar en caso de incendio.

El primer extintor patentado data del año 1839, y estaba formado por tres cilindros de agua y uno de aire comprimido que permitía que el líquido saliera a presión. Era bastante pesado, y eso obligaba a llevarlo a la espalda como mochila. Manby se encargó también de agruparlos de seis en seis sobre unas carretillas que permitieran tener la cantidad necesaria a mano en caso de emergencia.

En 1866, el médico francés François Carlier, desarrolló el primer extintor portátil realmente eficaz, mezclando el agua con bicarbonato, y añadiendo una botella de cristal con ácido sulfúrico que se rompía al accionarlo.

Todo ello suponía una solución eficiente contra pequeños incendios, pero no era una solución útil en los casos más complejos. Y así fue hasta que el ruso Alexander Laurent desarrolló el precursor del extintor de espuma en 1905, mezclando bicarbonato de sosa con sulfato de aluminio. Con todo ello, lograba detener incendios producidos por químicos, privándolos de oxígeno.

El que sí que podríamos considerar como el primer extintor de espuma apareció en 1917, y tuvo una gran aceptación hasta que, en 1959, salieron los primeros extintores de agua acumuladores de presión que reemplazaron a los de cartucho. Fue en esa década cuando empezó a utilizarse halón como agente extintor.

Como hemos comentado ya, existen muchos tipos de extintores, y a medida que unos surgían otros fueron desapareciendo. Actualmente, el extintor portátil más utilizado es el de nitrógeno. Descubre más en nuestra web, Rimegra Extinción.